lunes, 30 de noviembre de 2009

Lula, líder de Brasil o presidente de suerte?

Texto de El País, de Cali, Colombia

El rey de Brasil
Presidente Lula da Silva es respetado mundialmente
por promover su país a status de nueva potencia

Por Edson Capoano, corresponsal en Sao Paulo

Brasil será sede de la Copa de 2014 y de las Olimpíadas de 2016. Dejó de deber al FMI para prestar al fondo US$ 10 mil millones. Encontró reservas gigantescas de petróleo y camina hacia la 5ª economía mundial. La próxima década parece sonreír al país de Lula da Silva, presidente en las gracias de la opinión pública mundial y con gran mérito por tamaño desarrollo de su país.

Herencia, decisiones y suerte
Lula heredó un Brasil estabilizado económicamente por el presidente socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso (1994-2001). Pero fue más allá, agrandando proyectos de inserción social, como el “bolsa familia”, que paga a ciudadanos un sueldo para que se estabilicen socialmente. El resultado en 7 años de su gobierno es la subida de 20 millones de brasileños pobres a las clases medias. Son un 40% menos en los estratos sociales con renta hasta US$ 520.
Mantenida la política económica ortodoxa del gobierno anterior, Lula estimuló el consumo interno en plena crisis mundial, iniciada de 2008. En la balanza comercial, Brasil generó el más grande nivel de exportaciones de su historia, con US$ 197 mil millones el año pasado.
Su gobierno valoró instituciones estatales como Petrobrás. Resultado: la empresa encontró el “Pre sal”, reserva marítima que producirá de 100 a 300 mil millones de barriles de petróleo, con un lucro mínimo de US$ 5 mil billones.
Suerte y decisiones acertadas, cree Francisco Fonseca, profesor de Ciencia Política de la Fundación Getúlio Vargas: “Lula fortaleció el Estado brasileño, con la interrupción de las privatizaciones y la expansión del BNDES (banco de fomento brasileño, actuante en varios países de América Latina). Pero política es como fútbol, hay que tener algo de suerte”.

El negociador
Uno de los rasgos más fuertes de Lula es el poder de negociación. De origen pobre y nacido en el noreste brasileño, Luiz Inácio es aceptado por las oligarquías, respetado por el sector industrial y amado por la población más humilde, manteniendo el país funcionando pese las crisis internas que podrían incluso debilitarlo.
Reforzó sus bases aliadas con partidos de centro, grupos evangélicos, banqueros y políticos seculares, acusados de corrupción y contrarios a él mismo décadas atrás. Aún así, llegó a increíbles 84% de aprobación popular en 2008. Su apodo es “presidente teflon”, pues ningún escándalo político pegó en su imagen.
Externamente, siguió su estilo: “Brasil no niega sociedades internacionales. Lula persigue la diversificación comercial y estratégica, a través de su carisma que subraya un Brasil joven, interesado en inserirse mundialmente”, afirma el profesor Guilherme Casaroes, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Armando Álvares Penteado, de Sao Paulo.
La habilidad de negociador local le impulsó internacionalmente. Logró junto a los demás Bric (Brasil, Rusia, Índia y China) que las decisiones politicoeconómicas mundiales fuesen tomadas en el bloco G20, rompiendo un sistema de décadas impuesto por el G7 (países más ricos del mundo).
“Brasil asumió con Lula la posición de “global player”, un país inserido en las principales cuestiones mundiales. Se nota en las negociaciones con África y Oriente Medio, el envío de tropas a Haití desde 2003 y la ambición de obtener una silla en el consejo de seguridad de ONU”, aclara Guilherme Casaroes.
Frente a los países en desarrollo, estimula la imagen de Brasil como representante del Sur, manteniendo relaciones con izquierdas y derechas de la misma forma. “Lula tiene posición pluralista, ofreciendo contrapartidas a países pequeños del Mercosur. Negocia con Venezuela y Bolivia y al mismo tiempo con EEUU y China. Es una política internacional agresiva, no alineada a los estadounidenses o europeos”, afirma Francisco Fonseca.
Un síntoma de esta nueva posición geopolítica brasileña es la postura que el país tomó frente a la crisis hondureña. Lula no aceptó el ultimado del interino Roberto Micheletti que Brasil entregara Manuel Zelaya, presidente depuesto y refugiado en la embajada brasileña desde el 21 de septiembre: “En Honduras hay un presidente que no debería estar. Mientras haya un golpista, exigiremos que salga del poder”, declaró Lula en la 3ª Cúpula Brasil-Unión Europea, en Estocolmo, semana pasada.

Pasado y Futuro
Luiz Inácio fue sindicalista y disputó cuatro veces la candidatura presidencial hasta asumir en 2003. Su mandato termina en 2010, y él declaró que no volverá a concurrir presidencialmente, dedicándose a causas mundiales, a là Bill Clinton. Pero no se sorprenda quien vea un barbudo de risa fácil en las tribunas de la Copa brasileña de 2014, buscando apoyo para ver a las Olimpíadas desde el puesto más importante de Brasil.

DADO CLAVE:
1. “El mundo reconoce en Lula que Brasil se consolida como potencia sin armas o truculencia.” (Guilherme Casaroes)
2. En 1 de enero de 2010 estrena la película “Lula, el hijo de Brasil”, cinebiografía de los orígenes de Luiz Inácio hasta su entrada en la política.
(http://www.youtube.com/watch?v=-_XtlhBd9_A)